Una aproximación

doce, trece y CATORCE...

La vida me costaba menos cuando sabia que estabas en el otro lado de la habitación esperándome, al parece después de un largo verano. raro e intenso. Todas las aguas parecían volver a su cause. 

Una vez mas doscientos kilómetros. Otra vez a empalmar los viernes con el ave, o madrugar los sábados o simplemente dormirse los domingos de camino a casa. Se juntaban las ganas de verte con las ganas de besarte y así todo formaba un popurri. Estábamos tan lejos que de pronto la distancia seria insalvable. Pronto serán kilómetros y pronto otoño. 

Fueron unas vidas de las que te calan hasta la entrañas, noches distintas y promesas conjuntas. hoy he roto con el mundo y el viento, la lluvia hasta incluso la nieve que brilla por su ausencia parecen estar en mi contra. Hoy me queda grande la lluvia y me queda grande la habitación, incluso me queda grande hasta la entrada. Han caído muchas lagrimas  a lo largo de todo este tiempo. La distancia. La distancia. La puta distancia ha terminado con todo lo que estaba de por medio. Que el mundo siga girando, que yo me quedo en la cama, con mis pañuelos, mis apuntes, mis ganas de tirar todo por la borda, con su vida irrecuperable y con el calendario tachando los días que faltaban para terminar con esto. 

Es básicamente lo que hacen los huracanes que pasan, arrasan con todo y se van sin mas.